miércoles, 8 de abril de 2009

Patagonia Chilena rebelde


La construcción de un número todavía indeterminado de grandes proyectos hidroeléctricos de embalse en la Patagonia chilena se cierne hoy como una grave amenaza a la integridad ambiental de este valioso territorio y, por lo tanto, es motivo de preocupación a nivel nacional y mundial.

El aporte de las centrales de Aysén no se produciría antes del año 2015, lo que no soluciona la supuesta crisis energética proyectada para finales de esta década, con la que se pretende justificar su construcción. Existen numerosas opciones tecnológicas para enfrentar la mayor demanda eléctrica de Chile, sin tener que destruir la Patagonia chilena. El uso eficiente y las energías renovables, por sí solo podrían satisfacer dicha demanda. Los proyectos existen, únicamente se requiere la visión de futuro y la voluntad política para crear los mecanismos de financiamiento adecuados. Constatamos que por falta de una política energética estratégica, nos estamos ahogando en un vaso de agua.
Con la información que actualmente se cuenta sobre estos ecosistemas, y considerando las políticas públicas e institucionalidad instaladas actualmente en el país, es osado y riesgoso pretender tomar una decisión que implicaría la transformación irreversible de un vasto territorio de alta pristinidad en un lugar lleno de represas y cruzado por enormes tendidos eléctricos. Si estos proyectos fuesen autorizados, en la práctica se estaría permitiendo que el monopolio eléctrico que persigue su implementación por intereses comerciales privados, se apropie gratuitamente de este valioso capital natural de todos los chilenos, y que sepulte, de paso, el sueño de Aysén de ser una región capaz de conservar su calidad ambiental.
En todas las estrategias de desarrollo regional de Aysén y en otros lineamientos públicos relacionados, prevalece con fuerza la idea del producto turístico de alta calidad. En función de ello se han incorporado importantes territorios al Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado y se han realizado numerosas inversiones privadas en proyectos de pesca recreativa, montañismo, cabañas, hotelería, entre otros, y actualmente se encuentran muchos proyectos de este tipo en estudio y desarrollo, producto de los positivos resultados económicos obtenidos en este rubro.
Los megaproyectos planteados por las hidroeléctricas transgreden claramente las políticas regionales, que por años se han venido diseñando en un dinámico diálogo entre autoridades públicas, la ciudadanía y actores privados, la que ha tenido como eje una visionaria meta: potenciar a Aysén como “Reserva de Vida”.
En términos de política, legislación e institucionalidad ambiental existen temas pendientes, incluyendo la prometida Estrategia Nacional de Cuencas, que recién comienza a diseñarse desde la Conama. Este nuevo instrumento es fundamental para las grandes decisiones ambientales, e indispensable para evaluar, con un enfoque territorial, los alcances de mega intervenciones de cuencas de alto valor ambiental, como aquellas donde se instalarían las represas proyectadas.
Los proyectos de Endesa, constituyen, sin duda, el mayor conflicto ambiental del país a la fecha, y está movilizando en forma creciente a diversos actores locales, regionales, nacionales e internacionales. Tomar una decisión de esta envergadura cuando el sistema institucional ambiental está en proceso de revisión y cambio, es irresponsable. La actuación de los referentes políticos al respecto quedará grabada a fuego en la historia ambiental, social y cultural de nuestro país.
El problema con las repre$a$:

Más de 2.235 kilómetros de cables para inyectar más energía ‘barata’ a la ya saturada y sobrepoblada capital del país, para que ésta siga creciendo irracionalmente, contaminándose a sí misma y contaminando su entorno a cientos de kilómetros a la redonda sin remisión. Todo esto en absoluto desmedro de las regiones —subordinadas a un patológico centralismo— que seguirían pagando los costos de un modelo económico gobernado sólo por el mercado y las grandes empresas. El sistema se encuentra aparentemente cautivo de una crisis energética que es precisamente la consecuencia de este mismo síndrome.



El estado shileno se viste de gala para entregar recursos naturales de importancia mundial a poderes económicos inescrupulosos, que con las viejas excusas de progreso y beneficio para todos, pretenden destruir un entorno que simplemente no les pertenece. Ya no es de extrañar que este gobierno "socialista", una vez mas se abra de piernas ante cualquier billetito...

Este proyecto de represas pretende inundar 5.910 hectáreas, afectando la conservación, los intereses turísticos y la Estrategia de Desarrollo Regional de Aysén. Para transportar esta energía es necesaria la instalación de una línea de transmisión de corriente continua de más de 2.300 kilómetros, la de mayor longitud construida hasta ahora. Este tendido cruzaría todo el país con <>, utilizando una franja de terreno 70 metros, creando así la tala rasa más larga del mundo.

Algunas de los grandes problemas que estas provocarían:
Impactos Ambientales:

-La perdida de biodiversidad acuática.
-Inundaciones
-Perdida de bosques y hábitats naturales.
-Una gran lista de fauna y flora afectada.
-Impactos acumulativos en la calidad del agua.

Impactos Sociales:

-Desintegración de comunidades.
-Empobrecimientos por futuros costos sociales y ambientales.
-Millones de desplazados.
-Burla y demagogia por la promesa al pueblo de empleo, desarrollo, energía barata, mejora de infraestructuras y
un sinfín de irregularidades a manos de capitalistas.



"sólo después de que el último río haya sido destruído, sólo entonces nos daremos cuenta de que el oro no se puede beber" (Profecía Tribu Cree, Norteamérica)

Bibliografia y agradecimientos:
jovenestehuelches.blogspot.com
resistenciapatagonica.blogspot.com

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